En el barrio del Cerro del Águila de Sevilla podemos encontrar la heladería
"Antonino", abierta los 365 días del año, y que ademas de helados ofrece desayunos y meriendas.
En uno de estos dias de calor sevillano nos paramos a tomar un helado y, como no, con sus 15 meses bien puesto mi hijo quiere uno. Le pregunto a la chica por la carta de alérgenos y me da un folio plastificado en el que se indica los helados aptos para cada tipo de alergias o intolerancias. La verdad es que el surtido era amplio, pero más que los sabores me interesaba observar como trataban la contaminación cruzada.
Pedimos una tarrina de chocolate blanco y la chica lo primero que hizo fue coger una paletina nueva, diferente a la que utilizaba para los helados que había servido anteriormente. Sacó la heladera y comprobó que efectivamente, en los ingredientes, no constaba ningún ingrediente derivado del gluten. Quitó una primera capa de helado y la desechó para evitar posibles contaminaciones anteriores y posteriormente me sirvió mi helado. En definitiva cumplió correctamente con el protocolo aunque le faltó lavarse las manos anteriormente y no se donde acabaría la paletina a posteriori, si en el cubo de agua del resto de helados o limpiada y vuelta a guardar.
No obstante en un lugar que califico como apto para todos aquellos amantes del buen helado.
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